Autores: Milanesi, C., Opera, A., Blanchet, M. Departamento de Promoción y Asistencia Técnica, Cementos Avellaneda S. A.
Una de las tareas más importantes de la obra fina, en una construcción civil, es la colocación de los revestimientos. Si bien son muchos los factores que intervienen para que el resultado del trabajo sea exitoso (léase: “libre de todo tipo de fallas, desprendimientos, defectos de índole estética, etc.), sin duda alguna, es esencial:
Elegir de manera correcta la mezcla adhesiva más adecuada para el trabajo a realizar, en función del tipo de pieza a colocar (absorción, formato, color) y de las condiciones a las que estará sometido el revestimiento, durante su vida útil (1,2).
Seleccionar mano de obra capacitada en los aspectos esenciales de la colocación, que cumplan los requisitos que dictan las reglas del arte (elección adecuada de la llana, respetar las indicaciones del fabricante de la cerámica relativas al ancho de las juntas de colocación y dilatación, etc.).
Sin embargo, existen también factores de índole externa, que no dependen de la experiencia del colocador, ni de la calidad de la mezcla adhesiva, y pueden perjudicar el buen desempeño del revestimiento. Nos referimos, concretamente, a las condiciones ambientales que actúan en el entorno de la obra (temperatura, humedad relativa, existencia de corrientes de aire o viento) y que tienen vinculación directa con el concepto de “tiempo abierto”, objeto de la presente nota y que definiremos en el punto siguiente.